Es sabido que la distribución geográfica de los organismos de una región cualquiera del planeta no es un fenómeno inmutable. Una horofauna determinada, que comenzó su desarrollo en un momento dado del pasado y en un lugar preciso (lo que llamamos horocentro, o genocentro o centro de origen) pudo haber quedado confinada en el ámbito originario, o bien, de acuerdo a su potencialidad expansiva, pudo haber avanzado a través de su o de sus vías de poblamiento y dispersión, ocupando territorios mucho más amplios. En este desarrollo es concebible que hubiera períodos de retracción por factores ecológicos adversos, por competición, o bien que ocurriesen períodos de expansión a favor de factores favorables. Por esto mismo es que la historia, con perspectiva geológica, de un taxioceno o de una horofauna, es por lo general mutable.