A la hora de evaluar el papel de los medios en las sociedades contemporáneas, no puede dejar de considerarse bajo tres aspectos: los medios masivos como condición de ciudadanía, como lugar del mercado y como vectores de identidad. El fenómeno de los medios como espacio de discusión de las cosas públicas no es algo propio del siglo XX, sino que es una instancia constitutiva de la prensa moderna, surgida a mediados del siglo XIX. La hipótesis que planteo aquí es que el proceso de construcción de ciudadanías modernas tuvo una estrecha relación con la participación creciente de los medios en el espacio social, no sólo en tanto lugares de discusión de los temas públicos, sino también como nuevos dispositivos que cambian los hábitos de ciudadanos e incorporan grandes grupos de personas al circuito mediático (especialmente los excluidos de ciudadanía, como por ejemplo las mujeres, en el siglo XIX, y en los grupos marginales más recientemente). Parto de la idea de que los medios han actuado de suyo como mecanismos de creación de legitimidad, en tanto que, como sostienen Berger y Luckman, el mundo social es una “realidad amplia y dada que enfrenta al individuo de modo análogo a la realidad del mundo natural”.