Nuestra Patagonia, calificada por Darwin (1834) como la "(...) Tierra Maldita donde la esterilidad se extiende como una verdadera maldición (...)", se convirtió para Moreno en un objetivo fundamental de su accionar. Así se expresaba al respecto: "(...) es necesario conocer esos territorios hasta sus últimos rincones y convencer con pruebas irrecusables a los incrédulos y a los apáticos del gran factor que para nuestra grandeza sería la Patagonia apreciada en su justo valor".