La Generación del '80 es sin lugar a dudas la protagonista de uno de los episodios más dinámicos y constructivos que haya conocido nuestro país. Impulsó un tiempo de ideas y acciones que pondrían a la Argentina en una situación internacional que hoy se nos presenta poco menos que como un mito. El positivismo científico acendrado, aun a pesar de sus excesos, desplazó los sopores de una larga siesta sólo interrumpida por los estruendos de las revoluciones, guerras y enfrentamientos que durante buena parte del siglo XIX, tiñeron nuestro suelo de color púrpura, parafraseando a Guillermo Enrique Hudson.