En tiempos donde la inmediatez y el impacto de la imagen toman el centro de la escena, la prensa gráfica afronta el desafío de repensarse y repensar cómo escribir y narrar el mundo. Es decir, cómo ejercer ese maravilloso oficio de combinar palabras e ideas para construir lenguaje periodístico sin dejar de cumplir con el rol principal: informar. En un mundo donde las nuevas tecnologías han modificados los modos de acceder a la información, y donde cada uno noticia a diario a su entorno a partir de los datos que internet pone en circulación constantemente, el periodismo gráfico se pregunta y cuestiona ¿con qué herramientas cuenta el narrador para hacer frente a su desafío? ¿Cómo hacer para no caer en la frustración que se siente cuando nuestro interlocutor ya sabe aquello que le estamos narrando? ¿Cómo darle atractivo al contenido informativo si sus principales puntos ya son conocidos?