El propósito del presente trabajo es acercar algunas de las principales líneas argumentales que han surgido desde los análisis marxistas de la Economía Política de la Comunicación (EPC), cuyo objeto de estudio se centra en las relaciones sociales, particularmente las relaciones de poder, que constituyen la producción, distribución y consumo de los bienes simbólicos.
Esta relación compleja adquiere relevancia entonces en su doble dimensión: por las nuevas condiciones que se le presentan a las producciones culturales en tanto producto de una industria y, complementariamente, las particularidades que adquiere un sector industrial muy específico como es el cultural. El desarrollo actual del modo de producción capitalista, que otorga una dimensión central a la información y la cultura, amplía el poder explicativo de la Economía Política de la Comunicación y revela su importancia tanto en el interior del campo de la Economía Política, como en el de las Teorías de la Comunicación.
En América Latina encontramos una lista extensa de aportes de autores vinculados a las Teorías de la Dependencia Cultural y a los debates sobre un Nuevo Orden Informativo Mundial y las Políticas Nacionales de Comunicación, los cuales tuvieron (y tienen) varios puntos de contacto con los análisis de la EPC, aún cuando, desde nuestra perspectiva, sigan presentando un marco teórico y epistemológico distinto, influenciados por las Teorías (sociológicas) de la Dependencia que, a su vez, surgieron como crítica a las Teorías (económicas) del Desarrollo de la Cepal.
Precisamente, la Economía Política de la Comunicación cuyos análisis se han visto sistematizados en el continente a partir de los 90, paralelamente a la creciente integración de los medios de comunicación en la estructura económica mundial supera esas separaciones más o menos arbitrarias, ofreciendo desde la perspectiva multidisciplinar de la Crítica de la Economía Política, valiosas herramientas para el estudio, entre otras cosas, de los actuales fenómenos de concentración económica y de convergencia tecnológica de las industrias culturales, las telecomunicaciones y la informática.