Una fila de casuarinas muy altas sobre la costa Inspiró un cuerpo único, que alberga todas las funciones. Cerrada al ingreso y al sudeste, la casa se abre a la buena orientación y a las visuales largas sobre el río. Una galería de altura doble articula la relación interior - exterior y enmarca el paisaje de la selva marginal del Río de la Plata. Los muros exteriores, en piedra púrpura patagónica, mimetizan con los tonos del río y del entorno. Los cerramientos metálicos son grandes guillotinas que al levantarse desaparecen, relativizando los límites del espacio interior. El uso de los materiales sintetiza la idea de una expresión única y de continuidad espacial: los pisos también son de pórfido patagónico y las muros interiores ensamblan el color de las placas de terciado fenólico de los encofrados a la vista, que se usó también en las puertas, escalera y muebles. Bajo las casuarinas, un muelle y una explanada diseñados con el módulo de los durmientes de quebracho, completan el único equipamiento exterior.