La casa emplazada en una pequeña chacra de la localidad de Los Cardales, nos planteaba un desafío: cómo pensar desde hoy, sobre el fin del siglo, una arquitectura de campo, reconociendo el peso histórico-cultural de la tipología sobre la cual íbamos a trabajar. Por otra parte, un presupuesto acotado, nos exigía optimizar la resolución tecnológica con el objetivo de abaratar los costos, sin que esta limitación se transformara en un obstáculo al momento de imaginar la calidad de los espacios propuestos. Un partido lineal, con todos los ambientes en una orientación óptima, participando de la galería como una pieza casi central en la composición donde confluyen todos los programas para una casa de fin de semana, fue la idea que materializó y sintetizó nuestras intenciones y la de los comitentes.