La Antártida es única, tan peculiar en su esencia que resulta casi imposible lograr transmitir la revolución sensorial que produce en aquellos que la hemos conocido. Fotografías, películas, libros, todo es poco, sólo nos brindan un panorama parcial, muy aproximado, de lo que es el mundo antártico, en verdad otro mundo. Debemos estar en la Antártida para comprender la dimensión inconmensurable de este ambiente colosal donde la naturaleza se expresa con grandilocuencia proverbial. Nos envuelve con su serenidad, nos sumerge en su blanca inmovilidad, el aire frío se nos recorta en las siluetas y la distancia y el aislamiento nos hunden en una profunda reflexión y viaje interior por esos vericuetos íntimos a los que pocas veces accedemos.