La tarea del arqueólogo siempre estuvo asociada a las excavaciones y prospecciones en el terreno, sin embargo, en las últimas décadas se ha visto vinculada a diversas herramientas basadas en la Teledetección. A partir de esta ha sido posible efectuar diferentes observaciones de la superficie terrestre, constituyendo un avance tecnológico altamente significativo en cuanto a la interpretación de los fenómenos humanos en el pasado y la gestión del patrimonio arqueológico.