La lombricultura posibilita acelerar los procesos de transformación de productos de desecho de naturaleza orgánica (estiércoles, restos vegetales en general) en forma económica y eficiente permitiendo la obtención del lombricompuesto, un producto natural conocido por sus bondades como bioregulador y abono. La lombricultura implica asimismo incrementar una población de lombrices, por lo que paralelamente se obtienen proteínas (60-80% del peso seco de la lombriz) de alta digestibilidad proporcionando carne de óptima calidad para el consumo animal. Consecuentemente, la lombricultura se relaciona con actividades diversas (esparcimiento: humus para jardinería, floricultura, lombrices para pesca, acuarios o aves de corral; comerciales: producción de fertilizantes, harinas proteicas, tratamiento de residuos orgánicos -urbanos, agrícolas, industriales-; investigación científica: concentración de poluentes y tóxicos en los suelos).