“(El ministro de Trabajo, Alberto) Flamarique lanzó su embate por la reforma suponiendo que debería atender el fuego de dos trincheras: la de los sindicatos y la del peronismo. Pero empezó a recoger la última semana algunas evidencias en contrario. La primera fue su visita a la Comisión de Trabajo de Diputados, donde la inicial hostilidad sindical se aplacó ni bien intervinieron algunos políticos del peronismo. El que le tendió una mano fue su comprovinciano, Arturo Lafalla”.
El párrafo, publicado el 30 de enero de este año en las páginas 12 y 17 de Clarín, es consignado con dos finalidades: por un lado, sirve para contextualizar una crónica, sin firma, sobre la intención del gobierno que preside el Dr. Fernando De la Rúa de llamar a un plebiscito sobre la reforma laboral, que aún discute el Parlamento; por otro, es parte del soporte argumentativo del columnista político encargado de los panoramas semanales, Eduardo Van der Kooy, quien cuando enero está por fenecer afirma que la Administración de la Alianza va a ir a fondo con su propuesta de modernizar y flexibilizar las relaciones laborales. Incluye en este punto la búsqueda de consenso del Gobierno con los sindicatos, aunque no descarta presiones fuertes, como el posible llamado a una consulta popular sobre la iniciativa legislativa.