La obra y el pensamiento de Mies van der Rohe y Stirling representan polos opuestos en la consideración del sistema estructural.
El arco de experiencias que se operó en la Argentina, nos conduce retrospectivamente desde la indiferencia que celebra Stirling al compromiso miesiano, para devolvernos a un estado de cosas en los últimos años que podríamos calificar de premodernista. Examinemos mejor estas afirmaciones:
Hacia fines del siglo XIX, la arquitectura ecléctica finisecular en nuestro país se apoyó constructivamente en el empleo del esqueleto de acero, no sólo en edificios en altura, sino también en viviendas y locales de dos plantas. Un mundo de atrevidos esqueletos que pronto serían "ocultados" desandaban, a comienzos de siglo, el sentido de la tectónica tradicional, brindando un panorama estético inédito.
El acero era por entonces un insumo exclusivamente importado y la Argentina figuraba entre los países que, proporcionalmente a su población, más acero consumían.
Pero, tras la crisis económica derivada del crack bursátil de 1929, estas reglas se quebraron.