En la historia de las instituciones y de las comunidades hay hombres y mujeres cuya existencia y accionar a veces no reciben el reconocimiento debido. Ello suele ser común en aquellos lugares en donde se ignora el hecho de que una institución es la resultante de la interacción de sus integrantes en pos de un objetivo común. Razón por la cual los logros que se producen tienden a considerarse patrimonio de autoridades circunstanciales, al margen de la real incidencia que éstas han tenido en los mismos. Pero hay también ocasiones en las que los aparentes olvidos se deben exclusivamente a la existencia de personas cuya trascendencia tiende a opacar la de quienes los rodean. Tal, este último, el caso de Enrique Delachaux, colaborador del Perito F. P. Moreno en la cuestión de límites con Chile.
Debemos a Graziela Timpone el haber puesto de relieve el aparente olvido que existe con respecto a E. Delachaux, a través de una nota oportunamente llegada a mis manos, gracias al Dr. E. Cueto Rúa. En ella se encuentra el testimonio de sus conversaciones con la viuda de Delachaux, “en Córdoba, cerca de las estribaciones del cerro Champaqui”. Allí, dice Graziela Timpone, “hace más de cuarenta años, en las tórridas siestas cordobesas, me hablaba con abnegación de quien fuera su esposo, de su desarraigo de su Suiza natal... (y) de numerosos trabajos depositados en la Biblioteca del Museo de La Plata, como así también de su extensa biblioteca que fuera donada por su esposa a la Universidad Nacional de La Plata”. En esta nota también se menciona el pesar y cierta amargura de la Señora de Delachaux porque a su marido “no se lo recordara como merecía, aunque tanto había dado al país”.