Mantener en secreto los experimentos es común y necesario, por una cuestión de seguridad y ética. En otras ocasiones, el secreto existe en función de oscuros intereses. Ante cada experimento no es fácil trazar un límite entre la ciencia benefactora y la ciencia destructiva. La ciencia siempre es la misma y los resultados buenos y malos son dos caras de una misma moneda. La probabilidad de un éxito o fracaso es un hecho aleatorio del que ningún experimento queda excluido.