Este artículo aborda las “tecnologías de género” ante el cáncer, mediante el planteo de dos ejes –los “pelos” y las “tetas”–. En cada uno se inscribe un caso testigo: la fabricación de muñecas peladas y la negación de Audre Lorde a las prótesis mamarias después de una mastectomía. Así, a partir de unas coordenadas teóricas que permiten pensar la problemática propuesta, se postula la siguiente hipótesis: la gestión del “pelo” y el régimen de visibilidad de las “tetas” funcionan como “tecnologías de género” frente a las cuales las cisenfermas de cáncer se conforman como subjetividades propicias para el despliegue de las “técnicas de normalización”. Ante esta dinámica, confluyen la reificación de la norma o la posibilidad de reagenciamiento resistente.