El éxtasis innominable, excedente e infinito se manifiesta en el cuerpo perecedero y material. Esta obra pretende ser un objeto de exploración que profundiza los límites del lenguaje; sabiendo que cualquier representación sería necia e incluso precaria. Intimando a la pregunta ¿Es el goce la herida por donde la cultura sangra su animalidad inexistente en el nombre de la pasión?
Cuando estaba cursando segundo año de la Licenciatura en Artes Plásticos, hicimos una visita a la Catedral con la Cátedra Historia del Arte II; en un momento me aparte del grupo y me dispuse a contemplar lo excesivo de las verticalidades de la construcción, la entrada de la luz a través de los vitrales cuando advierto que irrumpe un placer indescriptible y puedo citarlo en el cuerpo ¿Qué me pasó?, no me considero una persona que tenga adhesiones a alguna religiosidad ni cuestiones místicas, sin embargo este acontecimiento me quedo como una pregunta abierta.
En el año 2012 hice un seminario que se llamó: Las artes visuales en la obra de Jaques Lacan, a cargo de Raúl Santana el ex - director del Museo de Arte Moderno en Buenos Aires y del Palais de Glace y Carlos Faig un psicoanalista recibido en la UBA y autor de varios libros.
En una de las clases presenta la imagen de la obra El Éxtasis de Santa Teresa de Bernini que a su vez es la portada del libro Aún o Encore del seminario XX de Jaques Lacan. Entonces asocié la experiencia de la santa con ese interrogante que me había quedado en suspenso.
Acto seguido emprendí las lecturas de Lacan, más específicamente el seminario XX, en el capítulo 6, que dice que hay un goce del cuerpo que carece de representación, y para poder explicar algo de ese goce recurre al goce de las místicas, particularmente porque ellas dicen que no saben nada de eso sino solamente que lo experimentan; colocando en el goce más enigmático a la mística de Bernini, para explicar lo infinito del goce.
La pregunta que fundamenta mi objeto de estudio es¿Cómo representar ese goce que no tiene representación?
¿Cómo representar ese goce que no existe y que sin embargo produce efectos?
Sostengo que la obra de arte es un objeto de exploración que profundiza los límites del lenguaje, de este modo me encuentro con la paradoja de que el arte se aventura a representar lo irrepresentable, se instala en un discurso de innovación. El arte entonces representa lo imposible en el orden de lo que Badiou denominará, precisamente, el Acontecimiento . Y lo imposible es producir el acontecimiento. Wittgenstein por su parte declara en la apertura del Tractatus que El mundo es todo lo que acaece el acaecer simplemente acaece, siendo ello aquello de lo que justamente no se puede hablar.
Presento la idea de que la obra de arte es un objeto de exploración que profundiza los límites del lenguaje, suponiendo que el arte manifiesta lo indecible, aunque siempre queda un resto que impide que pueda decirse todo.
Sin embargo la expresión artística ha construido diversas formas de representación y un saber más allá de esa falla.
De este modo me encuentro con la paradoja de que el arte al representar lo irrepresentable, al hacernos participar de un saber del que nada sabe, se instala en un discurso de innovación.
Por esta razón tomo el ejemplo de la escultura en la que Bernini representó el Éxtasis de Santa Teresa, sumado al análisis que George Bataille realiza del erotismo a partir de esta obra, y así trazar un camino de referencia a mi pintura y reflexionar acerca del goce otro.