En la Presentación de nuestro primer Anuario, en 1994, deseábamos que la tolerancia (que las Naciones Unidas, le dedicaron el año internacional 1995, junto con su cincuentenario) no fuera simplemente un eslogan y adheríamos a las voces que nos advertían de la clara división que estaba emergiendo en el sistema internacional entre aquellos países que toleran la diversidad y los otros. Hoy nos encontramos, desgraciadamente frente a una escalada de la intolerancia tanto a nivel nacional como internacional. La misma no es solamente cuantitativa sino también cualitativa. Porque hasta hace algunos años, cuando individuos y agentes del Estado cometían crímenes horrendos, trataban de negar su autoría o de ocultarlos. Aunque las explicaciones fueran totalmente hipócritas, por lo menos había un atisbo de conciencia al tratar de negar los hechos. En los últimos tiempos estamos asistiendo a una serie de crímenes de lesa humanidad, que sus autores ejecutan sin consideración de la opinión de la comunidad internacional o lo que es peor, con justificaciones, como por ejemplo la aberración de la "limpieza étnica".