En la arena de los estudios culturales y la teoría literaria europea y norteamericana apareció hace varios años un tópico que de a poco ha ido impregnando disciplinas vecinas. Me refiero al Orientalismo tal como fuera definido por Edward Said en su libro homónimo de 1978. Este libro, como otros posteriores, se entronca con lo que se ha dado en llamar teoría postcolonial y, en ellos, como ocurre por ejemplo en Cultura e imperialismo (1993), Said analiza y desmonta las imágenes que condicionan nuestra visión de “los otros”, en especial aquellas imágenes sobre Asia, África y el Islam acuñadas en el siglo XIX europeo.