Si la imprenta lo cambió todo y fijó una determinada forma de leer durante siglos, la llegada de Internet revoluciona la industria editorial y transforma, una vez más, el proceso de lectoescritura. Se imponga o no sobre el papel, el libro electrónico cobra cada día mayor importancia tanto para lectores como para escritores y editores. El mundo online promete la construcción de un espacio público y crítico en el cual, como escribió Kant, cada uno puede hacer un uso público de su razón. La aparición de plataformas tecnológicas que facilitan la publicación y distribución de libros digitales, obliga a las editoriales a reformar sus metodologías de negocios. Lo cierto es que el libro, entre sus antinomias y futuros imperfectos, va a seguir existiendo. Habrá que ver si estas dos experiencias distintas -como lo son el papel y lo digital-, pueden llegar a coexistir y a complementarse mutuamente.