El libro trata de una crítica al Currículum de Ciencias Sociales para la Educación General Básica y Polimodal, que se impone como una suerte de mandato, en medio de altos costos de toda índole. Hay un posicionamiento de la autora respecto de la docencia, del alumnado o más bien del aula-espacio democrático -desaprovechado- y de la disciplina Historia (concepciones, escuelas, figuras relevantes de la Historiografía), evolución que conoce muy bien y desde donde hace las críticas al corazón del Curriculum. Este posicio- namiento está también en relación con la vida cotidiana, que merece reflexiones a partir del bello texto de Agnes Séller, Sociología de la vida cotidiana. Al preguntarse cuál es la cotidianeidad de la Historia en la escuela, Godoy marca el contrasentido que hay entre el mandato que tiene la escuela de crear valores de nacionalidad, y la producción historiográfica propiamente dicha con la cual aquéllos suelen entrar en colisión. Además, en tal cotidianeidad del aula, la priorización de la transmisión de repertorios de conocimientos quita entidad y posibilidades a la investigación, y con ello, dificulta la producción sobre problemas, de modo independiente y promueve actuar en un clima de libertad.