Tardíamente me relacioné con las artes plásticas, si bien desde niña disfrutaba dibujar y colorear y leí todo lo que pude sobre dibujo, pintura, perspectiva, composición, etc., incluso cursos completos de dibujo y pintura. Cercanamente a mis 40 años, un día, un amigo, cansado de verme dibujar copiando obras ajenas, me trajo de regalo acuarelas, témperas, tres pinceles y cartulinas, y me dijo "esto es para que de una vez por todas te decidas a pintar y espero que continúes". Así lo hice como autodidacta; luego asistí a tres talleres para perfeccionarme. Más allá de éxito o no, me quedó el placer de intentar plasmar en una cartulina, tela, arpillera o madera, algo que se pareciera a una obra de arte. Este preámbulo es para expresar que creo que todo eso me dio una base, aunque modesta, como para poder analizar y valorar obras de otros artistas. Sin ánimo de actuar como crítico de arte, algo muy alejado de mis posibilidades, la obra de Ricardo Bastida me impresionó y considero que reúne creatividad, estilo propio y muy buen manejo de la composición y el color.
(de la introducción de Justina Ponte Gómez)