Finales del siglo pasado en Patagonia... Carlos Ameghino (1865-1936), uno de los más renombrados exploradores y recolectores de la Argentina, descubría los restos fósiles de un vertebrado de gran tamaño en una de sus tantas incursiones por las inhóspitas tierras del sur argentino. Otra vez tenía entre sus manos los fragmentos de un tiempo perdido que documentaban fielmente la existencia remota de organismos ya extinguidos. Como acostumbraba, Carlos envió los restos encontrados a su hermano Florentino, quien para aquel entonces aún trabajaba en el Museo de La Plata.