La compleja tarea de proyectar experiencias de aula compromete al educador en la determinación de metas y objetivos, en la selección, recorte y secuenciamiento del contenido de enseñanza y en el diseño de actividades ricas, novedosas y eficaces. En esta cadena de decisiones, la selección de los recursos parecería estar relegada a un plano complementario. Sin embargo, al menos en lo que concierne a la enseñanza de la música, los especialistas sabemos que la elección de los estímulos musicales que serán utilizados como motivo de estudio puede ser determinante del éxito o fracaso de la clase. Tanto es así que en muchas circunstancias, dicho proyecto comienza a desarrollarse a partir del estímulo seleccionado. Estas razones permitirían justificar la ansiedad de docentes especializados, por conocer nuevos y atractivos recursos (en el área especifica: canciones, obras musicales instrumentales, juegos, proyectos instrumentales, materiales impresos de diverso tipo, láminas, partituras. etc.) que resulten adecuados, de calidad y atractivo; es decir, con alto poder incentivador.