La pulsión expansiva del arte observó un incremento· exponencial en el pasado siglo XX. Esta pulsión exacerbó las disputas territoriales, esto es, respecto de la ubicación de fronteras entre espacios artísticos diversos, y hasta de todo el campo en general. Los creadores más radicales de cada disciplina llevaron el arte a situaciones abismales y paradójicas. Se habló entonces de la muerte de la pintura, de la ópera, del fin del arte. Esto no ha ocurrido, aunque sí podemos acordar con Arthur Danto que, en todo caso, parece haber concluido el "relato", la historia o el paradigma estético que lo contenía. En este sentido, la victoria de las vanguardias artísticas del siglo pasado se puede encontrar no tanto en haber podido reemplazar a la "institución arte" -con sus mecanismos de legitimación y circulación-, sino en haber demostrado que la fronteras artísticas son móviles. Y tal vez inalcanzables, como la línea del horizonte.