América Latina y el Caribe (ALC) obtuvieron preeminencia en la agenda de política exterior de la Comunidad Europea a través de la adhesión de España y Portugal en 1986. En la actualidad, los puntos de encuentro entre ambas regiones abarcan: las Reuniones Ministeriales de la UE y el Grupo de Río; las Cumbres UE y ALC; y un diálogo periódico en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Los acontecimientos y el desenvolvimiento de la política exterior e interior de los países latinoamericanos y caribeños predisponen a avances y retrocesos en las relaciones con sus socios europeos. Es decir que una alteración en el ámbito político doméstico de estos países puede conducir a la aproximación de las partes, como fue el resultado del Diálogo de San José por la inestabilidad política producida en Centroamérica, o a la disociación, como ocurrió debido a la Guerra de Malvinas. El pasado 28 de junio de 2009, un Golpe de Estado cívico-militar en Honduras destituyó al presidente Manuel Zelaya Rosales. Frente a este nuevo suceso, nos cuestionamos si la Unión Europea va a desempeñar un rol más activo en la prevención y gestión de crisis en América Latina y el Caribe o si rememorará la Doctrina Monroe.