Desde la época de mis estudios de antropología en la UBA, me interesa la tensión siempre presente en el folclore entre lo antiguo y lo nuevo, la memoria y el cambio, y la paradoja de cómo ser intérpretes leales del pasado sin ser conservadores ni nostálgicos. En mis investigaciones comencé a advertir que la relación entre folclore, pueblo y cultura nacional no era unívoca ni simétrica. Había versiones diferentes de cada una de esas entidades y de sus vínculos, que revestían complejidades, exclusiones y contradicciones tan profundas como las paradojas y silencios de nuestra historia nacional. En 1984, movida por el interés de profundizar el estudio de la cultura de la Ciudad de Buenos Aires, comencé a seguir un fenómeno bastante ignorado hasta entonces: las actividades de las agrupaciones del carnaval porteño. En este artículo presento algunas consideraciones e interrogantes relativos al estudio del arte popular y folclórico, surgidas durante varios años de investigación.