La necesidad de implementar una norma para el fomento y la protección de la música nacional existe desde hace varios años, pero recién comenzó a instalarse entre los artistas a partir de abril de 2006, cuando músicos de distintas partes del país realizaron masivas asambleas en el Hotel BAUEN (Buenos Aires una empresa nacional) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para oponerse a la reglamentación de la Ley del Ejecutante Musical 14.597, sancionada por el Congreso Nacional en 1958, durante el primer año de gobierno de Arturo Frondizi. Si bien en su momento esta normativa representaba un avance para la regulación de la situación laboral de los músicos, nunca había sido reglamentada y recién se puso en vigencia en 2006, cuando el presidente Néstor Kirchner firmó su aplicación. No obstante, el carácter totalmente anacrónico de las propuestas de regulación generó un profundo rechazo y la movilización de músicos independientes y de numerosos espacios organizados.