Acá van mis palabras. Les pido que las pronuncien, que no las transcurran sólo en su interior, sino que las vuelvan sonido, pues sé que la experiencia sensorial es vital. En mi caso, la experiencia sonora lleva el sello del espacio que nos contiene, que nos alimenta. En mi etapa de formación fui sumando mucha información valiosa. Aprendí a usar herramientas de análisis y construcción, técnicas instrumentales y otros miles de etcéteras no menos importantes. El peso de tanta información solía intimidarme, inmovilizarme, perderme, a veces, en una brújula que desconocía su norte.