La cría de los avestruces dá excelentes resultados en el Cabo de Buena Esperanza y en la Argelia, y, teniendo en cuenta que estos países tienen la misma latitud que nosotros, es de creerse que los obtendrían también nuestros estancieros si emprendiesen la cría de estas aves. El año 1865 había solamente 80 avestruces domesticados en el Cabo de Buena Esperanza; el año 1875, existían 21.751 y se calculaba que ascendían á 100.000 en el año 1885. Esta colonia ha exportado el año 1881, 87.706 kilogramos de plumas.
Los que quieran emprender la cría de los avestruces deben hacerse de ejemplares que provengan de animales domesticados, desde tres ó cuatro generaciones. Esta condición es muy importante. Los avestruces cazados en el campo y domesticados en seguida, dan resultados casi nulos y sus descendientes, aunque mejorados, los dan todavía muy incompletos. Es por haber reconocido esa ley, que los criadores del Cabo de Buena Esperanza se han adelantado mucho á los de la Argelia en la cría de estas aves. Entre los primeros, los avestruces son conocidos individualmente y tienen su genealogía en regla como los caballos de carrera.