Me decidí a escribir un documento que relate, con mi subjetividad personal y la tendencia que me ha dado mi formación, algunas facetas del pasado y presente de la ictiología continental argentina. Para ello, trataré de darle forma a este relato que surge de la combinación de vivencias propias y extrañas, así como la experiencia que me dio recorrer un camino de más de cuarenta años en los que atravesé momentos de todo tipo. Entre ellos, hace quince años, en la «maravillosa e inolvidable» ciudad de Salamanca, me di cuenta de que la ictiología no era «lo mío». Debido a esto, espero y es mi deseo que en un futuro cercano surja alguien que llene los huecos que va a dejar este ensayo, ya que, como dijo Ringuelet en 1967, «si la Historia se hace con documentos, manuscritos, epístolas, y una ringlera de opiniones originales o interpretadas, para conocer el desarrollo de la Zoología y de cualquier Ciencia nos sería indispensable manejar la masa de informaciones éditas e inéditas que aguardan su análisis para ser incorporadas como elementos de una historiografía científica».