A fines del siglo XIX era reconocido en Argentina como sabio y maestro, inventor de un receptor de telegrafía sin hilos que se habría anticipado a Marconi, creador de un proyecto de submarino revolucionario que hubiera sido pionero en el mundo. Enrolado en el positivismo y allegado a la alta sociedad porteña, el ingeniero uruguayo Tebaldo Ricaldoni fue elegido por Joaquín V. González para crear el Instituto de Física de la naciente Universidad Nacional de La Plata. Después de una breve y conflictiva gestión, Ricaldoni fue desplazado por la contratación de científicos alemanes, que convirtieron el Instituto de Física en un centro científico al estilo europeo. A partir de entonces él se dedicó al dictado de clases en la UNLP y el Colegio Nacional de Buenos Aires, y al trabajo en su taller particular, con fondos propios y aporte privado. Publicó veinticinco libros de texto y desarrolló numerosos inventos, entre los que se destacan el submarino, un receptor de telegrafía sin hilos, un reductor de voltaje, una boya de salvataje, un panoramoscopio y un desvía torpedos. La trayectoria de Ricaldoni bien merece un lugar entre los que hicieron la historia de la ciencia en el río de La Plata.