Las actividades económicas han estado siempre ligadas indefectiblemente a los cambios tecnológicos, y el turismo no ha sido la excepción. Estos cambios han ido modificando las formas en que los viajeros imaginan, planean y organizan sus viajes.
La realidad es incontrastable: millones de personas de todo el mundo acceden a la información que buscan en sólo segundos. Internet, es la explicación a este fenómeno.
Los turistas acceden fácilmente a información sobre servicios y atractivos en cualquier destino del mundo. Esta facilidad radica principalmente en las herramientas de búsqueda. Sin embargo, disponer de toda esa información, no siempre es suficiente para quienes desean gestionar su propio viaje. Organizar un viaje supone también contar con herramientas que permitan al turista comparar precios, evaluar posibles alternativas, comunicarse con los prestadores de servicio, asesorarse y finalmente decidir.
En tal sentido, los pequeños hoteles han comenzado a observar que para competir en un mercado global y ‘superpoblado’ de información, ya no alcanza con ofrecer un buen servicio, darlo a conocer y esperar pasivamente a sus clientes. Tampoco son suficientes las pautas publicitarias, las promociones especiales, los descuentos de baja temporada, ni contar con una bonita página web. Las exigencias que imponen las nuevas formas en que los turistas planifican sus viajes, son mayores en materia de inversión tecnológica. Por ello es necesario estudiarlas en su conjunto.
Este trabajo propone explorar estas nuevas exigencias tecnológicas en el sistema de distribución, a partir de las características propias de los hoteles independientes, dentro de un entorno específico.