Se requería un gran coraje para unirse a los sindicatos en Guatemala luego de que el gobierno de facto iniciado en 1954 literalmente destruyera a los activistas del mundo del trabajo. A pesar de esta violencia, los trabajadores reconstruyeron el sindicalismo hacia finales de la década de 1950 y durante la de 1960, momento en el cual Guatemala experimentó por primera vez un importante crecimiento industrial. Hacia mediados de la década de 1970, la Ciudad de Guatemala, donde se concentraba el crecimiento industrial, acogió un grande e influyente movimiento de trabajadores que apoyó el pedido por un cambio revolucionario que atravesaba la región. El Estado respondió redoblando el terror, y hacia finales de la década de 1980 la mayor parte de los líderes de la clase obrera urbana estaban muertos o en el exilio. Posteriormente, la industria declinó, la violencia continuó y el movimiento obrero resurgió sólo como una pálida sombra de lo que había sido.
(Párrafo extraído a modo de resumen)