Si como postulaba Borges, cualquier destino humano puede cifrarse en un instante decisivo, en el caso de Valentín de Pedro ese momento crucial lo constituye, a modo de pasaporte a la vida, el documento que aquí se presenta, nunca antes publicado. Pero todo relato tiene un comienzo, sin el cual poco o nada se entiende. En lo que toca a los hechos que nos ocupan, debemos situar su origen en el año 1916, cuando el joven Valentín de Pedro Antón, nacido en Tucumán en 1896 e instalado en Capital Federal desde hacía algún tiempo, decide viajar a España, la tierra de sus mayores. No fue, sin embargo, una simple visita. Llegó para quedarse, instalándose primero en Barcelona y poco después en Madrid. En la capital española frecuentó las tertulias literarias de mayor renombre: las de Valle-Inclán, Ortega y Gasset, Manuel Azaña. Un buen número de retratos y entrevistas a los hombres del modernismo y el novecentismo se incluye en un libro de Valentín de Pedro aun hoy poco conocido: España renaciente. Opiniones. Hombres. Ciudades. Paisajes (Madrid: Calpe, 1922). Por entonces, además de escribir piezas teatrales -el teatro fue su gran pasión- y novelas populares, Valentín de Pedro se ganaba la vida de periodista, escribiendo artículos y reseñas, y realizando entrevistas para publicaciones de un lado y otro del Atlántico. Pero no solo se acomodó a la vida española por vía de las letras o del oficio de periodista. Su compromiso con España era también político, de manera que muy pronto se afilió a la CNT (Confederación Nacional del Trabajo), en la que jugó un papel destacado al ser nombrado director de la primera escuela profesional de teatro, en la que se formaron actores españoles de primera fila, como es el caso de Fernando Fernán Gómez.
(Párrafo extraído a modo de resumen)