Julio Alberto Cirino no fue sólo uno de los jefes secretos del terrorismo de Estado sino también un mediador intelectual. Condenado a seis años de prisión en 2013, dentro de poco estará en libertad y no será raro volver a verlo publicar y dar clases en universidades privadas, corporaciones mediáticas o think tanks de la derecha. La parábola de su vida como seña de la persistencia de intereses que apuestan a la dependencia, la exclusión y la desigualdad.