El 3 de junio pasado, una conciencia amasada durante años desbordó la plaza del Congreso. Bajo la consigna #NiUnaMenos un multitudinario y heterogéneo colectivo se manifestó contra los femicidios, pero también contra las otras violencias que los hacen posibles: la simbólica y la mediática, la del patriarcado y el machismo, la de la discriminación y la desigualdad de género.
Postales de un día histórico en el que lo individual se asumió colectivo, lo privado se volvió público y lo personal se declaró político.