Desde una lectura genuinamente total y fragmentaria, Kohan da cuenta de los ripios, entre saltos y continuos, de aquello que compone la singularidad de literatura y cultura argentina, la matriz política de su constitución que pone a la violencia en el centro de los debates, y a la guerra, como objeto de reflexión y operación de recorte. Pero también pone énfasis en la condición inexorable entre escritura y política, allí donde los géneros (las Memorias, la historiografía, la gauchesca) marcan los virajes de las coyunturas. De este modo, a lo largo de los sentidos que asume el término “guerra”, escenas históricas, textos y autores, manifiestan los usos que derivan en las variaciones dirimidas entre la acepción internacional y nacional. Con un vasto marco teórico, crítico y literario, deja ver el proceso que da forma a un pensamiento analítico (Carl Schmidt, Carl Von Clausewitz, Mao Tse Tung, Sun Tzu, Alain Badiou, Jacques Rancière, Maquiavelo, Michel Serres, Deleuze y Guattari, Georges Bataille, Susan Sontag, Adriana Rodríguez Pérsico, Jorge Luis Borges, Alberto Laiseca –con La hija de Kheops–, Damián Tabarovski, Dardo Scavino entre otros);así, las citas intercaladas al comienzo de cada capítulo se proponen como inscripciones sintéticas, como epígrafes seriales que puntúan la constelación metonímica de remisiones y reenvíos entre términos que oscilan entre lo argentino, lo criollo y lo nacional.