En la precisa “Introducción” que inaugura este volumen, Gonzalo Aguilar afirma que los diversos ensayos que lo conforman fueron escritos en diálogo con los que componen Otros mundos. Un ensayo sobre el nuevo cine argentino. Primer dato, entonces, a tener en cuenta: debemos leer este libro en relación, en vínculo, con ese anterior. Pero además, en esas mismas páginas liminares Aguilar asegura algo sobre Otros mundos que me interesa resaltar; afirma allí que el tono que atraviesa aquel libro de 2005 es un tono “crepuscular”. Y aquí surge una diferencia que para mí es fundamental entre estos dos libros que pese a todo –no pretendo negar esto– están íntimamente emparentados. Desde mi perspectiva, al tono “crepuscular” de Otros mundos, Más allá del pueblo le opone por el contrario un tono general que habría que calificar de exultante, vital o gozoso. Y esto no porque el libro resulte ingenuamente optimista con respecto al cine o con respecto al mundo; tampoco porque rechace torpemente –enceguecidamente– cierto pesimismo actual con respecto a lo audiovisual que sería necio poner en cuestión. El tono exultante, vital o gozoso de Más allá del pueblo del que hablo emerge para mí, entre otras cosas, de la intensidad, diría de la potencia con la que en él, en generosísimas y abigarradas 350 páginas, tiene lugar una práctica crítica rigurosa, implacable.