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La zona que se extiende en las cabeceras del río Tupungato, elevada en parte a más de 4500 m sobre el nivel del mar, forma porte del alto ambiente andino, extendiéndose precisamente en el borde occidental de la llamada Cordillera Frontal. En dicha área afloran rocas paleozoicas y eomesozoicas. Sobre las primeras han sido reconocidas areniscas cuarcíticas, cuarcitas, o esquistos y grauvacas de edad indeterminable, ya que no se encontraron en ellos restos fósiles. Se estima una edad, para estos sedimentos, que oscilaría en los tiempos del Paleozoico superior, aunque algunos autores han señalado una fecha de origen muy anterior, Venas de cuarzo y hornfels han sido observadas en el Paleozoico mencionado del alto río Tupungato. Las rocas eomesozoicas más ajustadamente triásicas comprenden: granitos por una parte y conglomerados y vulcanitas por otro. Granitos grises o rosados de grano grueso y hasta de una estructura porfírica se extienden al Norte del cerro Tupungato y están penetrando las rocas paleozoicas las cuales en parte han sido transformadas en los hornfels a que alude el párrafo anterior. Los granitos de referencia son anteriores a las vulcanitas triásicas de la región. Sobre los sedimentos paleozoicos y con alguna posterioridad al granito se fue acumulando un pequeño depósito de conglomerado rojo a rojo violado, tipo fanglomerado en neta discordancia angular sobre su base. El aludido conglomerado está formado por bloques y cantos procedentes de las mencionadas rocas paleozoicas, tiene unos 100 m de espesor, y es comparable con el conglomerado de las Pircas descripto por Harrington (18) para las Sierras de Villavicencio y Mal País. Por lo tanto es, a la vez, más antiguo que el Fanglomerado Rojo de Potrerillos citado por Borello (4).En consecuencia el conglomerado que denominaremos de Santa Clara debe tener una edad prenoriense, si al noriense pueden referirse las vulcanitas triásicas de las inmediaciones. Las vulcanitas, con más de 1500 m de potencia, están formadas por materiales de un magma porfírico. Tobas y lavas ácidas alternan en sucesión discordantemente hacinados sobre terrenos esencialmente paleozoicos o bien, en corto trecho, yacen en el conglomerado de Santa Clara. En la región del alto río Tupungato no han sido observadas otras rocas volcánicas y faltan por esto las porfiritas, de tanta propagación en la Cordillera del Plata y la Sierra de Uspallata, no lejos del río Mendoza. El cuadro estratigráfico se completa con la mención de los depósitos cuaternarios locales limitados a acumulaciones morénicas, terrazas y aluviones recientes. En cuanto a los depósitos morénicos, cabe apuntar que proceden de la acción glaciar, aún verdaderamente activa aunque en forma moderada del cerro Tupungato. Dicho cerro, acorde con Groeber, en un centro eruptivo liparítico muy grande. La estructura tectónica regional es sencilla. Contrasta la disposición de las capas paleozoicas fuertemente dislocadas, con su cubierta integrada por las vulcanitas triásicas conservadas a gran altura en posición subhorizontal. Una falla longitudinal corre casi de Norte a Sur coincidiendo con el valle estrecho del río Tupungato. El labio inferior de esta estructura corresponde al bloque occidental, fallas menores preferentemente de rumbo transversal cortan a las rocas paleozoicas. La fracturación es sin duda neoterciaria, pero los movimientos tectónicos deben haberse sucedido en esta y demás áreas vecinas de la Cordillera Frontal el decurso del Terciario inferior hasta el comienzo del Cuaternario. En la actualidad, por haberlo apuntado diversos investigadores es obvio creer en el movimiento de ascenso a que está sometida la Cordillera Frontal y la Alta Cordillera.
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