En un corto y vertiginoso período la comunicación política en Argentina se ha visto respondiendo a lógicas nuevas, interactuando y amoldándose a las expresiones ciudadanas que forjó el contexto atravesado por la digitalidad. Esta última, como proceso, se encuentra inmersa en la cotidianeidad de gran parte de la población, y ha exigido reconfiguraciones en las tradicionales formas de intercambio simbólico. Sin desconocer la existencia de la brecha digital, estas nuevas maneras de estar en sociedad, de habitar lo público y de ejercer diferentes instancias de participación ciudadana, se hacen presentes y ponen en discusión los paradigmas sobre los que se basan las teorías políticas de la comunicación. De un proceso que tradicionalmente se desarrollaba en plazas u otros lugares abiertos a la comunidad, la comunicación política ha adquirido una lógica muy particular porque se ha expandido en un espacio público altamente mediatizado. Además, el estado actual de los medios y la cantidad de dispositivos que conviven, han desarrollado una ecología de medios que supone nuevas formas de entender las posibilidades de la construcción simbólica contemporánea que deben ser abordadas desde el campo de la comunicación.