Las nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) en el último tiempo han transformado cualitativamente los modos juveniles de transitar por la sociedad. Manejar una computadora, navegar por Internet, conectarse a través de Redes Sociales, socializar, acceder a información, hacer compras, comunicarse por nuevos dispositivos y plataformas, crear y multiplicar, construir y afianzar la propia identidad. Todo eso implica repensar la relación compleja y complicada entre juventud y tecnologías de la comunicación.
Resulta especialmente interesante, en ese contexto, el caso de los jóvenes en Argentina. Ellos pasan en las múltiples pantallas (celular, computadora, televisor) en promedio casi cinco horas diarias, de acuerdo a la investigación realizada por Roxana Morduchowicz en 2014 y a lo que indican los Estudios de Consumo Cultual en América Latina realizado por el Ministerio de Cultura de la Nación.
Pero además del tiempo dedicado individualmente en lo privado, se ven vinculados con estas herramientas digitales desde los planes curriculares del sistema educativo, y desde el acceso a ellas a través de diferentes políticas públicas que profundizan su apropiación y uso.
En el presente trabajo se pretende dar cuenta de la fuerte presencia de las TIC en la vida de los jóvenes y la respuesta por parte del Estado para acortar las brechas digitales y brindar igualdad de oportunidades a los mismos. Al mismo tiempo se pretende superar la dicotomía “fracaso”, “no fracaso” de la política pública, y proponer un análisis más profundo.