La violencia entendida como problemática social excede lo efímero de un hecho singular; lejos de tratarse de acontecimientos aislados, Arendt advierte sobre la violencia como un instrumento avasallador incluso capaz de derrocar al poder. Al asociar la violencia con las políticas estatales y con la dominación de las masas a partir de comienzos del siglo XX, occidente llegó a observar que su institucionalización, asociada a un discurso propagandista y racial, fue capaz de aniquilar sistemáticamente una porción de la humanidad. Desde entonces la violencia se convirtió en mucho más que un problema circunstancial, el derrotero político del último siglo se convirtió en una clara advertencia respecto de la inclusión de la violencia en cuestiones políticas. A lo largo de este artículo, se pretende rastrear el modo en el que Arendt desarrolla el concepto de violencia inmiscuido en la esfera de lo social; asimismo, se propone una diferenciación respecto de otros términos comúnmente asociados como las nociones de poder, fuerza y autoridad. Para llevar a cabo esta tarea se utilizó una metodología de tipo histórica-hermenéutica basada en la revisión documental de fuentes primarias y secundarias.