El riesgo es una construcción social. Esto no se ha tenido lo suficientemente en cuenta en la gestión de áreas con riesgo recurrente de excesos o déficit hídricos. A mediados de septiembre de 2012, de las 29 millones de hectáreas de superficie total que abarca la Provincia de Buenos Aires, según datos recabados por la Dirección de Emergencia Agropecuaria, fueron afectadas por las intensas lluvias caídas unas 3.520.000 ha. La cuenca baja del Río Salado se vio comprometida por la gran masa de agua que debía salir por esta vía hacia el mar. En los primeros cuatro meses del año, se llegó a acumular 1000 mm; registro equivalente a un año promedio. Las inundaciones provocaron daños sobre áreas rurales y urbanas expuestas, esto afectó la actividad agraria de la región en el centro y sudeste de la Provincia y comprometió la superficie sembrada, en especial, trigo y cebada. Este fenómeno produjo una pérdida total del 14% sobre el total del sembrado. También se registraron pérdidas en la actividad ganadera por anegamiento de superficie en pastoreo. La recurrencia de este fenómeno, supone la presentación de alternativas de manejo del riesgo hídrico que tengan en cuenta las condiciones de criticidad a las inundaciones. Para ello, se propone una metodología capaz de alertar a los actores involucrados sobre el estado de las áreas identificadas como más vulnerables mediante la utilización de los Sistemas de Información Geográfica (SIG) que posibilitan integrar la información espacial con productos provenientes del procesamiento digital de imágenes satelitales. Los principales objetivos de este trabajo son el análisis de las relaciones entre los procesos naturales y los procesos sociales que influyen sobre las inundaciones en el área de estudio así como, la identificación de criterios para la construcción de una metodología de evaluación de riesgo de inundación.