Enseñar a programar en la escuela es hoy una preocupación global. Numerosas actividades e iniciativas dan cuenta de ello.
Hace unos años, se hablaba de brecha digital refiriéndose a aquellos que tenía acceso a las TICs de los que no. En un mundo interconectado, donde todos los objetos son susceptibles de ser programados y “adaptados”, la nueva “brecha digital” se refiere a quienes tienen competencias en “programación” y los que carecen de nociones básicas de este nuevo segundo lenguaje universal.
En Argentina, existen numerosas iniciativas. Desde Program.AR impulsada por el gobierno nacional hasta otras más pequeñas llevadas a cabo por la motivación e interés de docentes particulares.
En el LINTI, Facultad de Informática, se trabaja en esta línea desde hace 8 años.
Luego de lograr afianzar el grupo y generar experiencias replicables, el planteo ahora es la formulación de estrategias y herramientas de evaluación que permita medir el impacto que la enseñanza de la programación tiene en otras áreas de conocimiento en los niños y jóvenes de escuelas primarias y secundarias.