La palabra isquemia hace referencia a un riego sanguíneo insuficiente de los tejidos provocado por obstrucción del flujo arterial. La aterosclerosis coronaria es el substrato patológico subyacente en la mayoría de los casos de isquemia miocárdica [Gimbrone MA, 2013]. La reducción o el cese del suministro de sangre al corazón, conduce a la depleción de oxígeno y sustratos metabólicos alterando la homeostasis celular. Si el tiempo de isquemia se prolonga y en ausencia de circulación colateral significativa, la totalidad del área afectada se convierte en tejido necrótico dando lugar a un infarto agudo de miocardio establecido (IAM) La restauración del flujo o reperfusión terapéutica del lecho afectado, si bien necesaria, da origen a una serie de procesos capaces de sumar nuevas alteraciones celulares. La entidad fisiopatológica resultante de ambos eventos (isquemia y reperfusión) se denomina injuria irreversible por isquemia y reperfusión (I/R).
Para el conjunto de la población mundial la enfermedad cardiovascular representa la principal causa de muerte y esta situación persistirá mientras no haya un cambio en la incidencia de los factores de riesgo (obesidad, hipertensión, sedentarismo, diabetes, etc.) [Mathers CD, 2006]. A pesar de los adelantos en el tratamiento de la cardiopatía isquémica al haberse mejorado los procedimientos de reperfusión, avanzado la tecnología de los stent [Palmaz JC, 1997] y generado nuevos y más eficientes fármacos, un tercio de las muertes en el mundo aún es producida por esta patología [Mendis S, 2011]. Al igual que sucede con otras enfermedades, el IAM tiene un alto impacto social no solo por la elevada mortalidad, sino también por la pérdida de calidad de vida, la discapacidad, y la disminución de la actividad productiva de los pacientes, lo cual implica elevados costos económicos [Blanco P, 2008].
En EE.UU. se estima que aproximadamente cada 42 segundos se produce un IAM y el 34% de las personas que presentan un evento coronario terminarán falleciendo a causa del mismo [Mozaffarian D, 2016].
En Argentina, unas 40.000 internaciones anuales son debidas a IAM [Piombo AC, 2011] y una de cada tres muertes es producto de esta patología [Allín JG, 2010]. La relevancia del problema ha conducido a que las autoridades sanitarias nacionales promulguen la Ley 25.501 de Control y Prevención de las Enfermedades Cardiovasculares (2009).
Actualmente, el objetivo terapéutico en el abordaje del IAM, es lograr una optimización de las estrategias de restablecimiento del flujo sanguíneo permitiendo minimizar los efectos adversos que esta maniobra desencadena.
Para actuar sobre el daño que produce la reperfusión, es fundamental conocer los procesos fisiopatológicos que tienen lugar durante la misma.
El presente trabajo de tesis tuvo como finalidad profundizar en los mecanismos y las consecuencias funcionales de la injuria por I/R miocárdica centrándonos en el rol que cumple la isoforma II de la proteína quinasa dependiente de Ca2+ y calmodulina (CaMKII).