Las plantas de las dunas litorales están bajo la acción de cinco factores principales: Permeabilidad de la arena: La arena, debido a su poca cohesión, permite la rápida infiltración del agua de lluvia. Por el mismo motivo la capilaridad de este suelo es muy reducida. Bajo estas condiciones la superficie del médano está siempre seca calentándose mucho bajo los rayos solares y enfriándose rápidamente por la noche. Acción del viento: Los vientos fuertes arrastran las partículas que forman el suelo variando su forma. Donde hoy hay un valle, mañana puede haber una loma. Reflexión de la luz en la arena: La arena, formada por materiales mas o menos blancos y brillantes hace efecto de espejo. Las plantas reciben la luz al mismo tiempo por encima y por debajo de sus hojas. Fuerte iluminación superior: En las dunas son escasos o nulos los árboles. En estas condiciones la luz solar no es atenuada por ningún obstáculo y cae directamente sobre las plantas. Acción de la sal: Los médanos próximos al mar reciben un continuo aporte de cloruro de sodio transportado por el viento. La sal queda en parte en la superficie, pero su mayor cantidad es arrastrada por el agua de lluvia a las capas inferiores. La sequedad de la arena determina la formación de tipos xerófilos. Estos pueden presentar dos modalidades. Unos en los que se procura reducir la perdida de agua, disminuyendo los estomas y los meatos y aumentando los tejidos protectores, y otros en los que se compensa la aridez almacenando agua en tejidos apropiados dando lugar a las hojas y tallos carnosos. La defensa contra el viento es principalmente morfológica. La luz reflejada crea tejidos de hoja monofaciales con parenquima en empalizada en ambas caras. La luz intensa da lugar a la duplicación del tejido en empalizada y a la defensa de la epidermis con pelos lanosos o pelos formados por células muertas que hacen efecto de prisma desviando los rayos solares. La sal produce tipos halófilos con hojas carnosas frecuentemente glabras.