En varias ocasiones le escuché decir que, de la enseñanza de Lacan, podemos extraer diferentes aparatos de formalización clínica. En sus disertaciones usted se refería al esquema L, al grafo del deseo, al esquema de los cuatro discursos, a las conocidas tablas de la sexuación y, por supuesto, al uso que Jacques Lacan hace de la teoría matemática de nudos –fundamentalmente en los seminarios 22 y 23– concibiéndolos como aparatos clínicos que nos permiten redoblar conceptualmente, hasta donde eso sea posible, lo que acontece en la experiencia analítica.