Esta muestra es diversa, colectiva e incompleta. Pero también podría ser de muchos otros modos. Dibuja con trazo irreverente una constelación de prácticas, discursos, estéticas y afectos que componen sólo una parte del movimiento LGBTIQ: zigzagueante, emergente y a la vez subterráneo. Se enuncia desde un nosotr*s que se sabe otr*s. Y en esa tensión pretende jugar, sin prejuicios ni tabúes, a romper los moldes que confinan el derecho a la moral y la identidad a la genitalidad, mientras ocultan al deseo la política y al amor la libertad.