Aunque la presencia de gerentes de corporaciones empresarias en el Poder Ejecutivo nacional no es una novedad en la historia argentina, en el Gobierno actual no sólo son muchos, sino que se distribuyen por todo el entramado estatal y ocupan puestos de alta visibilidad. Características inéditas de un fenómeno que, detrás de las falacias de la eficiencia, esconde un conocido objetivo: incidir en el accionar del Estado para favorecer los intereses del gran capital.